Mitos y Verdades sobre el Alcoholismo





1.-El alcohol no es una droga Sí lo es, porque modifica el funcionamiento del Sistema Nervioso Central, produce cambios en la personalidad y la conciencia, y su consumo prolongado puede crear la necesidad progresiva de consumir cantidades cada vez mayores, para sentir los mismos efectos, y a la aparición de molestias físicas y psíquicas cuando se suprime dicho consumo.

2.- El alcohol es un alimento.
No lo es, porque solo aporta calorías vacías, o sea, no tiene valor nutritivo para el crecimiento y mantenimiento de la salud. Además irrita las paredes del tubo digestivo, agota las reservas de ciertas vitaminas e interfiere con la verdadera absorción de los alimentos.

3.- El alcohol es un estimulante.
No lo es, realmente es un depresor del Sistema Nervioso Central, pertenece al grupo farmacológico de los anestésicos y sedantes. Primero actúa sobre las zonas del cerebroque tienen que ver con el juicio, el razonamiento, la comprensión y otras altas funciones intelectuales que regulan la conciencia humana, la persona se desinhibe y aparecen emociones, sentimientos y conductas impredecibles, muchas veces inadecuadas, con expresiones de euforia, tristeza o agresividad. Al deprimir otras áreas del sistema nervioso, provoca trastornos en el lenguaje, en el control y la coordinación de los movimientos, y según la cantidad ingerida, se puede llegar a límites peligrosos de intoxicación, coma alcohólico y muerte. Es bueno recordar el frecuente llanto de las personas en estado de embriaguez profunda y también que en muchos países el 30% de los alcohólicos termina sus vidas por medio del suicidio.

4.- El alcohol mejora la sexualidad.
No. La acción del alcohol sobre los sistemas nervioso y endocrino interfiere con los centros que regulan la respuesta sexual humana, la producción y acción de algunas hormonas sexuales, lo que puede favorecer la aparición de impotencia sexual, la incapacidad para experimentar el orgasmo y otras alteraciones en el funcionamiento sexual de la pareja, desde el punto de vista físico y el de interacción psicológica. Tal es así, que una pregunta obligada para los médicos que atienden disfunciones sexuales es: ¿tomó usted bebidas alcohólicas antes del encuentro sexual? Esta acción inhibidora fue destacada hace cuatrocientos años en una obra de Shakespeare (Macbeth) donde un personaje comenta: "el alcohol provoca el deseo pero dificulta la ejecución".

5.- El alcohol aumenta la energía.
No, aunque momentáneamente la persona se sienta estimulada, el alcohol disminuye la capacidad de reacción psíquica, reduce la energía y la fuerza muscular como consecuencia de su acción sobre el Sistema Nervioso Central y el metabolismo del azúcar sobre el tejido muscular.

 



6.- El alcohol es un medicamento.
No. Hasta la actualidad, no se ha comprobado científicamente que el alcohol cure ninguna enfermedad, todo lo contrario, es un factor de riesgo de distintos problemas de salud y sí existen verdaderas medicinas que son más efectivas, seguras, poco tóxicas y sin riesgo de dependencia para prevenir y combatir las enfermedades.

7.- El alcohol es bueno para combatir la hipertensión y el infarto del miocardio.
No. Constituye una expresión más concreta del mito anterior. En realidad la aparición de hipertensión e infarto así como accidentes vasculares encefálicos es seis veces mayor en los que abusan del alcohol que en quienes no lo hacen. La acción sobre la presión arterial no depende de la cantidad de líquido ingerido (como piensan algunos que recomiendan evitar la cerveza y tomar ron), sino de la acción directa del alcohol sobre las glándulas suprarrenales, determinante de la liberación de cortisona, que eleva de forma notable la presión arterial.


9.- Sólo se convierten en alcohólicas las personas débiles de carácter o carentes de moral.
Falso. Uno de los aspectos más dolorosos del alcoholismo es que afecta por igual a todos los que por alguna razón consuman bebidas alcohólicas habitualmente. Esto explica su alta frecuencia en trabajadores de licoreras, cervecerías y lugares de expendio, como bares y clubes, con total independencia del nivel escolar, socioeconómico, creencia religiosa o características de personalidad.
 

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